domingo, 30 de enero de 2011

Conversación I

Está conversación surgió con varias ideas en una charla de café con Nohemi, David y Rodrigo, por lo que algunas no son planteadas por mi, sino que es un crédito colectivo. Esto va dedicado a los tres.


Conversación I
Estaban Ella y él conversando acerca del tiempo…
Ella: Dime, Jean Rush, ¿el tiempo es inherente al espacio?
Jean Rush: No lo sé, puede ser, aunque yo lo veo como un concepto meramente humano.
E: Mmm… entonces… ¿Donde no hay humanidad no hay tiempo y además que este concepto no aplica a los demás seres vivos?
J: No es eso, sólo digo que los seres humanos son los únicos conscientes del tiempo, quizás no me explico, podría decirse que, por poner un ejemplo, en Júpiter si hay tiempo, a pesar de que no hay humanos en dicho planeta, pero no me puedes negar que existe un desgaste de sus componentes materiales, es ahí donde se nota el paso del tiempo. Y en el caso de los seres vivos también hay un desgaste, nacen, crecen y mueren, pero no son conscientes del concepto tiempo, sólo sufren sus consecuencias.
E: Entiendo y es interesante lo que me planteas, pero me surge otra duda con respecto a tu argumento.
J: ¿Cuál es?
E: ¿Antes de la existencia humana no existía el tiempo?
J: No como concepto, sin embargo, existía como “algo” que desgasta lo material, ya que no sólo afecta a lo que está vivo.
E: Interesante, pero… ¿antes de la existencia del universo, suponiendo que existía sólo la nada, había tiempo?
J: No lo había pensado, pero se me ocurre que sí existía, pues antes la nada era el todo, irónico ¿no?, además también hubo un cambio, que fue el pasar de la nada al todo.
E: Si, puede ser, sin embargo surge una cuestión que debemos revisar, ¿la nada deberíamos tomarla, haciendo analogía con los números, como el cero o como los números negativos?
J: Es algo incomprensible para tu limitada comprensión, ya que si lo tomamos como parte de los números negativos, tuvo que haber pasado por el punto cero, que vendría siendo la “inexistencia de”, sin embargo el hecho de ser la nada ya implica inexistencia, aún así, se me ocurre que el punto cero pudo ser el Big Bang, algo parecido al presente, que sólo es el puente entre pasado y futuro. Y, si es tomado como el punto cero, esto supone que debe haber algo “antes de”, que vendría a ser el equivalente a los números negativos.
E: No me subestimes, comprendo muy bien el problema de las trinidades y cuaternidades, sé que es, por decirlo así, un positivo, un negativo (aunque no precisamente negativo, sino otro elemento para complementar una dualidad), un neutral (que también puede ser una integración de ambos) y la integración de estos tres elementos, por ejemplo los números: positivos, negativos, cero (elemento neutral) y la integración sería que pertenecen al concepto de números; y en el caso de que la trinidad sea “integración de” podemos utilizar el ejemplo de dos mas tres, en donde dos es un elemento, tres es otro elemento, el resultado (cinco) viene siendo la integración de estos dos elementos y como cuaternidad sería el concepto de suma. Bueno, creo que es lo mejor que puedo explicarlo, tal vez si tengas razón en que tengo una comprensión limitada.
J: Para tener dicha limitación lo explicas muy bien, aún así es algo más complejo. No te preocupes, no me sorprende que no comprendas, es algo así como la infinitud.
E: ¿Qué tiene que ver la infinitud?, creo que es un concepto que comprendo muy bien.
J: No lo niego, sólo que siempre buscas un “más allá de”, por ejemplo, apuesto a que te has preguntado: ¿Qué hay más allá del universo?
E: Estas en lo cierto, pero ¡vamos!, no puedo comprobar que el universo tiene un fin pero debe tenerlo, y no sólo temporal, sino espacial, porque todo lo que tiene principio tiene un fin.
J: ¿Ves a lo que me refiero?, no concuerdo con ello y como ejemplo te pongo algo con lo que estoy seguro que estás familiarizada, el internet.
E: ¿El internet?
J: Si, tuvo un principio, y ahora te pregunto, tomando en cuenta que no es un universo físico, sino virtual, ¿Consideras que tiene un fin?
E: Debe tenerlo.
J: Entonces… ¿Dices que llegará el día en que su capacidad se vea limitada a tal grado que no se pueda subir ni siquiera una imagen?
E: No estoy segura, quizás dentro de muchos años.
J: Pero por lo pronto es infinito, ¿no es así?, al menos hasta demostrar que no lo es.
E: No lo había pensado de esa manera, quizás tengas razón, pero… ¿y si se llega a extinguir el ser humano, no sería también el fin del internet?
J: No, la información seguirá ahí y quizás la encuentre otro tipo de vida que llegue al planeta Tierra.
E: Claro, es hipotético ya que no se ha comprobado que existe vida en otros planetas, aunque no lo dudo, pero es una cuestión que no nos atañe en esta conversación.
J: Así es, tendríamos que tratar otro concepto complejo, la vida, esto sin ponernos de acuerdo sobre el concepto del tiempo.
E: Y… a manera de conclusión, ¿Qué consideras que es el tiempo y a que es inherente?
J: Es algo complejo que no entenderías pero lo puedo resumir, para tu limitada comprensión,  como el intervalo que existe entre un evento y otro, lo que tu llamarías el puente entre principio y fin, sin embargo es algo infinito, a pesar de la finitud con lo comprendes, ya que es muy limitado pensar en el tiempo como lo que hay entre principio y fin, es algo que va más allá y que vendría siendo inherente a la existencia, aunque está sea negativa, por decirlo de una manera, haciendo alusión a tu analogía numérica.
E: Ya veo, entonces sólo me queda decir que, para mi, un simple mortal, el tiempo es algo limitado, pues mi comprensión y mi vida son limitados.
J: Me da gusto que lo veas de esa manera.
E: Por último me gustaría que me dieras tu concepto de vida.
J: Ya habíamos acordado que eso no nos atañe pero, para no dejarte en blanco, utilizaré una analogía: Se dice que cada cabeza es un mundo, tomando esta premisa, cada familia nuclear sería un sistema solar, cada familia extensa sería una galaxia, cada comunidad sería un universo; claro las cosas no son tan así pero supongamos que sí lo son, y tomando en cuenta que yo conozco varios universos te dejo con la siguiente reflexión: la vida de los seres vivos debe ser menor a la de un mundo, pues su existencia es más corta o, en caso extremo, de igual duración, por lo que cabe decir que la vida es como un juego de cartas, la tuya es un siete de picas, tú decides cambiarla o no, apostarlo todo o retirarte, y por ende, ganarlo todo, perderlo todo ó permanecer extraño al cambio, permanecer con lo que iniciaste, absolutamente nada.

lunes, 24 de enero de 2011

El vestido rojo

Estás entre mis brazos, te siento y no puedo dejar de lado el pensamiento que me abarca, sé que será difícil desprenderme de él mientras siga existiendo.
Creo que nunca imaginaste esta escena cuando compraste la prenda que llevas puesta, ni siquiera que sería de ese color, mucho menos que yo estaría dando vueltas en mi cabeza, pensando solamente en seis palabras:
¡No me gusta su vestido rojo!
Lo peor de todo es que no puedo decírtelo, estoy seguro que no puedes enojarte, pero eso no es lo que me preocupa, lo que en verdad me agobia es que no me escuches, además de que debo irme cuando deje de abrazarte.
Me iré lejos, pues lo nuestro no puede continuar, es simplemente imposible, no se pueden solucionar las cosas… ahora la pregunta es: ¿por qué demonios discutimos hace un momento?
Sabias que lo mejor para nuestra relación era confiar en el otro, pero no dejabas de hablarme de Charly, todo el tiempo mencionabas su nombre… ¿cómo querías que me sintiera?
Ahora dejo de abrazarte y corro hacia el baño para tomar un trozo de papel higiénico para limpiarme la cara, no puedo dejar de llorar, no me abandona la idea, me envuelve y me mata el dolor.
Me encuentro con una carta sobre la tapa del inodoro, la abro y la leo, es una carta del psiquiatra, en donde viene mi nombre y un diagnostico:
Trastorno de identidad disociativo
¿Qué significa?, tomo mi celular e investigo… espero la respuesta y en eso alcanzo a leer unas palabras que comienzan a taladrar mi mente: antes llamado trastorno de personalidad múltiple.
Entonces me doy cuenta, ¡Yo soy Charly! O al menos habitamos en el mismo cuerpo, que desagradable noticia.
De pronto recuerdo la escena de hace unos minutos: llevas puesto tu vestido nuevo, es de color blanco, estamos discutiendo, de pronto me abrazas y me dices que me amas, que no me estas engañando pero que tienes algo que decirme y es importante, esto me hace perder el control, anticipo tus palabras y es entonces cuando tomo el cuchillo, lo clavo en tu yugular, me doy cuenta de lo que acabo de hacer, te tomo entre mis brazos y pienso:
¡No me gusta su vestido rojo!


"El horror tiene dos caminos: puede matarnos o recordarnos que seguimos vivos"
By: Jean Rush